lunes, 21 de noviembre de 2011

La ofensiva del 89...."hasta el tope y..."


Al escribir estas líneas sobre la historia reciente de El Salvador, específicamente sobre la ofensiva guerrillera en noviembre de 1989, parafraseo a Eduardo Galeano cuando habla sobre los sueños perdidos, los ideales truncados; padecimos la gente de izquierda de un mesianismo obsecado, pensábamos que teníamos la razón en todo, aceptábamos la línea que bajaba sin cuestionar a nuestros superiores dentro de la organización, subestimamos al pueblo por quien decíamos luchar, con una actitud sobreprotectora o porque no decirlo, altanera o petulante.

Galeano dice que la izquierda latinoamericana creía ver su grandeza en todo lo que hacía, maximizaba todo, dejaba de lado que en lo pequeño está lo grande, es decir en las relaciones cotidianas de la gente, sus aspiraciones, sus sueños, sus preocupaciones y lo que se hace por llegar  a esas metas es su grandeza, esto me lleva a recordar también a Jesús Martín Barbero, profesor e investigador de la comunicación cuando narra una anécdota que vivió en Colombia; en la década de los setentas, estaba de moda la pélícula mexicana "La ley del monte"; una tarde decide con sus compañeros de investigación ir al cine para vivir en carne propia lo que la gente común y corriente sentía al ver la cinta; no se explicában porqué la gente lloraba, reía, es decir, vivía el drama de la película que para ellos su contenido no tenía mayor profundidad de análisis semiótico.


"Que equivocados estábamos" dice Barbero, pues durante una de las escenas de mayor trance sentimental el público lloraba y ellos "los intelectuales" de alguna manera se  burlaban que una película así, causara tanto furor emocional en los presentes,  no pasó mucho tiempo que la misma gente se fijó de esta falta de respeto a sus sentimientos y les increparon por su actitud; Barbero y sus colegas terminaron abandonando la sala de cine apenados.

Agrega Barbero, que a veces los intelectuales pecamos de soberbia, creemos que tenemos la razón absoluta y olvidamos lo esencial de la comunicación, las relaciones vivenciales que nos hacen más humanos, y nos reducimos a un teoricismo infructuoso.


Aplicando esta anécdota a nuestra lucha revolucionaria, la izquierda salvadoreña  padeció de obnubilación ideológica, creíamos que lo que hacíamos en la guerra era lo máximo, era como dar el salto de calidad; sin embargo, no pudimos ver las señales que el pueblo nos daba.



11 de noviembre de 1989 en la memoria

A la hora que escribo este relato se cumplen 22 años de la última ofensiva militar lanzada por el FMLN en todo el país lo cual cambió el curso de la guerra.

Veníamos cargando una guerra desde el 81 con la ofensiva general; esta permitió que se abrieran los frentes de guerra en todo el país, se ganó experiencia en lo militar, organizativo y  político.

Sin embargo, esta última ofensiva del 89 tenía algo diferente con la del 81; con la primera se esperaba la insurrección del pueblo y consecuentemente la toma del poder; con la ofensiva del 89, se esperaba "doblegar" a Cristiani y la cúpula militar para sentarse a dialogar.

Son dos corrientes muy distintas, opuestas, disímiles diría yo; ¿por qué razón?

Sé perfectamente que hay varias corrientes de pensamiento dentro del fmln que disienten sobre este planteamiento, hay otras que lo corroboran.

Lo que se sabe hoy día es que la comandancia del fmln no se trazaba como objetivo primordial la toma del poder al estilo tradicional, o a través de una insurrección popular teniendo como vanguardia al fmln, sino, dar una muestra de su poderío militar al tomarse ciudades y por supuesto la capital  San Salvador, para "torcer" el brazo al ala dura de la derecha junto a los militares de la "tandona" que no querían ceder ni un ápice de las propuestas del frente.

Yo, no soy estratega poítico- militar ni nada por el estilo, simplemente fui parte de las piezas que se movieron (peón en el juego de ajedréz) en un escenario de guerra popular; sin embargo,  hoy, con toda propiedad digo que eso fue una "estafa" para quienes nos partimos "el lomo" como se dice en buen salvadoreño por una salida victoriosa de una cruenta guerra civil.

No quiero hacer una apología de la guerra, o se interprete que quienes disentimos de los Acuerdos de Paz nos gustaba la guerra y queríamos seguir a toda costa hasta la toma de poder. Se oye sencillo decirlo, pero se que la correlación político- militar había tenido sus bemoles entre las fuerzas del frente, además el plano nacional e internacional no era muy favorable para nuestra lucha.

Esto no quiere decir que estábamos desesperados por firmar el cese de la guerra, sin embargo, se sabe a través de documentos e investigaciones recientes que uno de los máximos dirigentes del FMLN andaba ofreciendo la deposición de las armas de la guerrilla antes de iniciar la ofensiva del 89, esto me parece bochornoso, bajo y degradante, sobre todo porque la firma de los acuerdos se hizo sobre una pila de cadáveres de los mejores hijos del pueblo, a ellos nos debíamos y por ellos muchos que nos incorporamos a la lucha lo hacíamos claros que su ideal no se vendería ni  traicionaría.

Fue una jugada sucia que hizo la comandancia del fmln a espaldas de los combatientes, con su discurso y practica verticalista exsacerbada;  hacer creer que los acuerdos de paz sería la solución real al problema de injusticia social, económica y política y nos sacaría de ese impasse.

Es cierto que la ofensiva sirvió para dos cosas:  acelerar el proceso de negociación y desnudar a los militares como violadores de los derechos humanos ante los ojos de la comunidad internacional  al enterarse sobre el asesinato de los padres jesuitas y sus colaboradoras; además, de los bombardeos indiscriminados contra población civil en plena capital salvadoreña.

Pero...¿cuánto se ha logrado o avanzado como país después de la firma de los ACUPAZ?
mi respuesta es:  nada. Seguimos con otro tipo de violencia todavía más difícil por resolver, la violencia social, si bien es cierto que había una violencia revolucionaria en las decadas de los setentas y ochentas, ahora, dos décadas después tenemos una violencia dificil de parar, es como que la violencia anterior tuvo una metamorfósis y se transformó hoy en violencia sin sentido; antes, eran los jovenes que hacían violencia revolucionaria bajo ideales nobles, ahora, siempre son jovenes, pero su lucha es defender el "barrio" , traficar drogas, extorsionar, crear caos matando a diestro y siniestro, al estilo "Escuadrones de la Muerte";  lo real de todo esto es que son jovenes pobres sin un futuro seguro que les garantice una vida digna utilizados muchas veces  por otros más viejos y con intenciones truculentas.


En la busca de una respuesta a este fenómeno pienso que las causas que generaron y generan violencia siguen latentes, la exclusión social y económica, la impunidad, las "castas políticas" gobiernan el país, y ¿quien pone paro a esto?...nadie, pues ya no hay un movimiento revolucionario que levante banderas de lucha, el hoy partido fmln, lo absorbió  el interés político electoral, ´cuántos escaños ganará, cuántas alcaldías, etc, mientras su militancia espera y espera que "llueva café en el campo" como dice la canción de Juan Luís Guerra.


Para nadie es ajeno la realidad que hoy vive nuestro partido fmln, fue secuestrado cooptado por una cupula anquilosada en sus intereses particulares y dedicada al juego de "la rueda de caballitos" intercambiandose puestos en las curules y en la comisión política del partido, siempre son los mismos, no hay caras nuevas.



Vemos ahora a un fmln complaciente con la derecha y con los Estados Unidos, por que no decir con el imperialismo norteamericano, porque hasta en eso cambió en el discurso del  fmln de hoy, ya no  dice imperialismo, ni pueblo, ni revolución, ni socialismo, etc. estas palabras no entran en el nuevo discurso del "izquierdismo" del fmln, y a quien les critica les llama "de derecha", "resentidos", "vivís del pasado", "la guerra ya terminó",  bla, bla, bla.


Me pregunto, qué pensará aquel campesino que puso todas sus esperanzas en que un día llegaría el cambio tan anhelado, la humilde señora del "mesón" o de una barriada marginal que prestó su casa para que se reuniera una célula guerrillera, el joven que dejó sus estudios porque el partido así se lo ordenó en la guerra y porque era más útil combatiendo que estudiando, el niño que llevaba el correo de un campamento a otro o, de una casa de seguridad a otra en la ciudad; todos ellos, esperan el cambio por el cual arriesgaron sus vidas, su seguridad, su familia, su tiempo; perdieron seres queridos; es mucho lo que perdieron y poco muy poco lo que hasta ahora se ha logrado.



Debemos estar conscientes que quienes nos incorporamos a la lucha revolucionaria lo hicimos con la firme convicción en la victoria popular, nadie se incorpora a una guerra si sabe que no se va a ganar sino a negociar o por lo menos que la negociación sirviera como estrategia pero no como fin.


Seguramente si el pueblo hubiera sabido que la ofensiva del 89 era para negociar y no para profundizar la guerra del pueblo hasta la victoria final, les aseguro que se hubieran contado con los dedos de la mano la gente que hubiera seguido a la comandancia del fmln y sólo ellos seguramente no se expondrían a tanto riesgo.


Para quienes piensan que los acuerdos de paz fue la jugada más audaz en le ajedréz de la guerra entre el fmln y el gobierno de turno, está equivocado, pùesto que hay muchos puntos pendientes aún, ejemplo: la comisión económica social es un "cascarón" que no tiene rumbo con este gobierno del cambio, no funciona ni nunca ha funcionado, cuando debería ser la clave en reconciliación entre trabajadores y empresarios es como "la almendra" del problema estructural; otro punto, la ejecución de una reforma agraria real, siempre hay mucha tierra para unos pocos y poca tierra para muchos; los crimenes de lesa humanidad no se han juzgado porque de la noche a la mañana se decretó una ley de amnistía con la venia del fmln; y así se puede enumerar muchos otros puntos sueltos sin cumplirse.



Es la hora de las redifiniciones, la militancia del partido fmln debe reflexionar sobre el papel que le corresponde tomar junto al pueblo; no se entregó las armas para ser parte del sistema, sino para cambiar el sistema, de esto deben estar muy claros que no sólo la vía electoral queda como lucha posible, hay otras vías, opciones o alternativas; lo importante es que el fmln retome el rumbo de vanguardia del `pueblo y convertirse en partido realmente revoluionario y no electorero como tantos que pululan en nuestro país.



"Memorias del fuego" en  la ofensiva del 89

La tarde del sábado del 11 de noviembre de 1989, era un ir y venir de gente joven en las principales ciudades del país. En sus rostros apenas se notaba un leve sospecha de complicidad compartida, de algún secreto a voces que se llega a conocer tan solo porque uno es parte del mismo y se lo guarda para sí.


Esa tarde del 11 de noviembre fue de esas, que quedan en la retina y en la mente, jovenes con ropa oscura esperando el conecte en paradas de buses, parques, cafetines, etc. todo estaba copado por la esperanza que se avecinaba, por la razón contra la ignominia, porque era "el turno del ofendido" en pleno idilio con el "fierro".


Muchos esperábamos esta salida al conflicto, la vivímos con mucha intensidad, a lo mejor más que la ofensiva general de 1981. Combatientes, colaboradores, simpatizantes y pueblo en general, así lo asumimos.

Yo trabajaba en una ONG en 1989; además estudiaba y tenía una célula de milicias que operaba en Santa Tecla y alrededores.


Una mañana de domigo mas o menos entre mayo y junio llega a nuestra casa una compañero de la organización a proponernos que nos fuéramos a una casa de seguridad para darle cobertura a una compañero y cuadro de los comandos urbanos mientras se acercaba la ofensiva.


Decidimos prestar nuestra colaboración nuevamente, pues ya lo habíamos hecho entre 1981 y 1982 con saldos trágicos al ver a compañeros que cayeron y otros fueron capturados, pero bueno, la suerte ya estaba hechada.


La condición que pusimos fue no irnos a una casa alquilada por el partido sino, que nos ayudaran a pagar la cuota de una casa que nuestra madre con mucho sacrificio había adquirido con promesa de venta, ellos lo aceptaron. Quizas fue una ingenuidad nuestra poner en riesgo la casa adquirida legalmente,  si nos hubiera detectado el "enemigo" de seguro hubiéramos perdido lo que tanto habíamos soñado, una casa  propia; la gente del partido tampoco analizó esta situación.


Para finales de Junio del 89 ya estábamos viviendo en la casa nueva, ubicada justamente al pie o en las faldas del vocán de San Salvador o el "picacho" del lado de Santa Tecla.


El compañero responsable se presentó ante nosotros, llevaba consigo algunos muebles que quedaron de otra casa de seguridad desmantelada. Rápido congeniamos con este compa, era muy jovial, servicial y disciplinado en sus tareas partidarias.



A mí me ordenaron que dejara el trabajo abierto, es decir, que renunciara a la ong, porque era muy arriesgado para todos, pues ahora nuestra función era más secreta y conspirativa, sobre todo, porque a mí recientemente me habían capturado en una actividad de propaganda.


Me dolió haber dejado la ong, acababa de llegar de un  viaje que hice a México para un curso de comunicación y educación  popular y debía reproducir lo aprendido, pues bien, renuncié.



Renuncié también al trabajo de milicias, el compa responsable lo tomó con cierto desagrado puesto que estábamos en los preparativos de la ofensiva general y como milicias había mucho trabajo, en fín, el compa consultó con sus superiores y le confirmaron que yo pasaba a otra estuctura de cara a la ofensiva de noviembre del 89.


Cambié de universidad, estaba en la nacional, pasé a estudiar a la Tecnológica, esto, sólo de pantalla, pues mi vida debía ser muy legal, asi es que ya no trabaja, sólo estudiaba y cuidaba la casa con el chequeo y contrachequeo, obeservar movimientos sospechosos del enemigo, etc.

El compa responsable formaba un colectivo de mando conjunto junto a otros compañeros de mayor peso dentro del partido; ahora estos compañeros ocupan altos cargos en el gobierno actual de Mauricio Fúnes. No los jusgo, cada quien con lo suyo y a lo suyo, no me corresponde a mí jusgarlos.


Días antes a la ofensiva iban llegando a nuestra casa jovenes combatientes desde Chalatenango, llegaron de civil y a pie desde los frentes de guerra, así  contó uno de ellos que se quedó varios días en la casa, mas o menos un mes había durado la travesía sin ser descubiertos, la mayoría eran jovenes entre 15 a 20 años.

El compa responsable iba y venía de nuestra a casa hacia la de otras  de colaboradores donde iba ubicando a estos jovenes combatientes a la espera del 11 de noviembre. Incluso mi hermano mayor quien vive en la zona de Merliot alojó a varios de estos combatientes, guardó varios "tepescuintles" (eran una especie de bombas caseras construídas con los tambos de gas propano), armas y catapultas de madera para lanzacohetes; todo esto, lo había dejado el compañero responsable anterior cuando estuve en las milicias, era también conocido de mi hermano y no sabía que la casa era utilizada para dos estructuras.


Se llega el día "D"; la noche anterior, 10 de noviembre habían pernoctado en nuestra casa cuatro compañeros responsables de la ofensiva en la zona metropolitana, por cierto hubo sabotaje a la energía eléctrica y no hubo durante toda la noche.


A la mañana siguiente se marcharon a los preparativos de la ofensiva; nuestra misión sería alojar a combatientes que ingresarían por las faldas del volcán de San Salvador desde la zona de Santa Tecla y viceversa, gente que a lo mejor salía herida sería alojada en nuestra casa, luego sería trasladada a otro lugar para ser atendida. Otra misión fue suministrarles alimentación a los compañeros de la zona del "picacho", eran cestas llenas de víveres que se les pasaba frente al cafetal justo al caer la noche hora que iniciaba el toque de queda decretado por el gobierno.


Así las cosas, combates por un lado combates por otro, la cuestión parecía que tomaba forma de insurrección pero de pronto, la aviación roqueteando las colonias populosas y las afueras de las principales ciudades, la gente como en la primera ofensiva no salió por temor a la maquinaria bélica del ejército gubernamental y la ofensiva se fué disipando, salvo algunas acciones espectaculares como la toma del hotel Sheraton en San Salvador, el ataque a guarniciones militares, toma de ciudad Merliot donde cayeron la mayoría de los jovenes combatientes de Chalatenango, puesto el combate urbano es sumamente distinto al de la zona rural; ellos no conocían la ciudad, algunos se perdieron entre los pasajes y las avenidas de la zona de Merliot y adyacentes.


Como yo estaba joven y quería ser parte de la historia y no simple espectador, me comuniqué con un compa de las milicias de Santa Tecla para ver donde estaba operando, me contó que había participado en un sabotaje e intento de voladura de un puente por Lourdes, Colón pero sólo un boquete le habían hecho por tanto, la siguiente acción sería volarlo del todo.

Le conté a mi mamá que me iba a una acción militar y que ya me había coordinado con unos compas para salir esa misma tarde antes del toque de queda, la dejé muy preocupada, sólo me dijo que me cuidara en la medida de mis posibilidades y que pensara bien lo que estaba haciendo.

Salimos por tarde hacia Jayaque en camiones porque buses no habían, llevábamos dos días de ofensiva militar;  ibamos a quedarnos en una casa de una familia colaboradora desplazada por la guerra, ahí llegaría nuestro contacto con las armas y explosivos para salir en la noche hacia Lourdes y volar dicho puente.

Resultó que la compañera responsable no llegó, fue capturada esa tarde bajo sospechas de ser colaboradora de la guerrilla; dormimos esa noche en esa casa sin saber que la compa había sido capturada, a eso le llamábamos en la jerga revolucionaria tener "contextura revolucionaria".


Al día siguiente simplemente agarramos maletas y nos fuimos, no sin antes dejar un mensajito o conecte en un "embutido" con la familia que nos alojó esa noche ahí, de quien nunca supe qué fue de ellos.

Regresé a mi casa, continuamos pasando víveres a los compañeros combatientes de la zona del "picacho", trasladamos desde ahí a un compañero medico que colaboraba con el fmln, fué muy útil su presencia en la zona. En esos días llevaron a un compa herido de bala en la mano, al parecer era ingeniero y su misión era asegurar las comunicaciones  militares, había estado como técnico de la radio farabundo martí en Chalatenango.

En fín, como familia esa fue nuestra participación en la ofensiva del 89. El compañero responsable siguió viviendo con nosotros año y medio aún, en ese período se siguió operando en la zona urbana en acciones de comandos urbanos, desgaste al ejercito y cuerpos represivos.

´Llevó a vivir con nosotros a un joven combatiente de Chalatenango quien llegaba desde Cuba de un tratamiento médico, fue herido en combate en la zona de Las Vueltas, Chalate, su caso fue delicado porque lo hirieron en un pulmón, pasó un año en Cuba, vivió con nosotros casi un año a terminar su tratamiento.

Este compa a pesar de su estado de salud, era de las fuerzas especiales de fmln, realizó acciones espectaculares en San Salvador, como disparar un cohete rpg-7 a la torre "Democracia" hoy citi bank, requizar armas a policías nacionales, ataque a postas de cuerpos represivos en diversos bancos de la capital.


El compañero se marchó a otra estructura, frecuentemente lo veo, es empleado público, vive bien y tiene familia, me alegro por él.

En 1990, me proponen incorporarme a una estructura de comandos urbanos como responsable de logística, sin embargo mi motivación había mermado, ya no era el mismo entusiasmo, las cosas no eran las mismas, una victoria revolucionaria era a esas alturas infinitamente imposible, dije que no, además ya estaba trabajando en una ong y estudiando en la universidad, mis metas eran otras, desde ese momento me desvinculé del partido, celebré la firma de los acuerdos de paz, como cualquier otro, sin sobresaltos de alegría ni mucho menos, no era ese el triunfo que esperaba, se desvaneció el sueño por el que tantos murieron, desaperecieron, fuimos capturados, arriesgamos nuestra familia, tiempo y el derecho a vivir la juventud como culaquier otro, por tan poco.


No quiero ser pesimista, pero pienso que el fanatismo exsacerbado, la tosudez y los dogmatismos de ideologías impuestas o copiadas desde otros lados no llevan a resultados positivos, debemos ser críticos ante todo, independientes en nuestros pensamientos y reflexiones y no dejarnos "endulzar los oídos" por personas que prometen bajar el cielo y la tierra, porque eso se llama demagogia.


La lucha del pueblo salvadoreño, debe dejarnos un aprendizaje o una lección clara, nos arriesgamos por nuestros sueños, lo dimos todo, subimos la frente cuando nos dijeron seguir agachados, recuperamos nuestra dignidad, levantamos benderas de rebeldía contra los establecido, fuimos originales y genuinos en nuestros ideales, eso es lo importante, quienes participamos en la lucha revolucionaria debemos caminar siempre con la cabeza en alto, porque fuimos revolucionarios de corazón y sin temor debemos contar a nuestros hijos sobre esa gesta libertaria mucho más importante que el tan cacareado Bicentenario...¿de qué? me pregunto.


finalizo con la oración de nuestro guerrillero heróico Ernesto "che" Guevara: "La revolución se  lleva en el corazón para morir por ella y no en la bolsa para vivir de ella". quien lea esta oración sabrá seguramente a qué y a quiénes me refiero.