jueves, 8 de octubre de 2009

La historia que no contaron

Hay historias que no se cuentan, están ahí, agazapadas, queriendo ser descubiertas desde su anonimato, desde su ocultamiento conveniente, me refiero a esos héroes y mártires de la historia reciente de El Salvador, esos personajes que han escrito con su sangre gloriosas páginas en la lucha por una verdadera independencia y liberación en nuestro país.

Según la historia oficial, esa que se maneja en las escuelas y en los actos cívicos en el mes de la independencia, existe una sola historia, de unos señores que en 1821 conquistaron la independencia del yugo español y lograron la libertad para los centroamericanos, pero me pregunto, ¿hasta dónde alcanzó o llegó la tal independencia?, ¿cuántos gozamos de esa independencia y libertad que se pregona cada 15 de septiembre?

Me parece que en esos avatares de la independencia, como siempre, se le hizo la “camita” al pueblo como generalmente se le ha hecho en todas gestas libertarias, si bien, nos liberamos del yugo español, caímos en desgracia con quienes quedaron en el poder, que para el caso fueron los latifundistas criollos, hay que leer detenidamente la historia para darnos cuenta.

A lo que quiero llegar es que, siempre que el pueblo se “encachimba” y agarra al “toro por los cuernos”, vienen algunos tipos que se la llevan de más listos, y le hacen “la camita” al pueblo y este queda como dicen, “sólo milando como el chinito”, toda esa acumulación de la experiencia organizativa y combativa se diluye porque las “reformas” del nuevo gobierno o junta de gobierno, opaca lo conquistado y baja la efervescencia social.

A lo largo de la historia que no se ha contado está la gesta libertaria de Anastacio Aquino, Rey de los Nonualcos, en 1836 si mal no recuerdo, que al ver que le habían dado “atol con el dedo” al pueblo con eso de la Independencia, él no se la tragó y organizó a los indígenas de la zona paracentral del país, puso en jaque al gobierno “de la independencia” pero lo mandaron a matar; dice nuestro bien recordado Roque Dalton en su Monografía de El Salvador”, que el indio Aquino, ya tenía el poder en sus manos, pero no se había dado cuenta y le traicionaron.

Así, vemos en el transcurso de la historia, la insurrección de los campesinos en 1932, conducida por el Partido Comunista de El Salvador, a la cabeza Farabundo Martí; el levantamiento mayor se dio en la zona occidental del país, los campesinos no tenían tierra, trabajaban de colonos en las haciendas de los terratenientes como si fuera un feudo, cada hacendado era potestad sobre determinada cantidad de campesinos sin tierra, estos estaban obligados a trabajarle la tierra, vivir en ella, recibir una pírrica paga y comprar lo necesario sólo en las tiendas de los hacendados y pagar con la moneda que este mismo había inventado como para tener control de que no lo hicieran en otra hacienda.

Mi abuelo, José León Flores fue un colono de una hacienda en Sonsonate, él murió a los 97 años en el 2000, contaba que para la insurrección del ´32 tenía 28 años, se encontraba trabajando la tierra cuando llegó la patrulla a capturarlo junto a su hermano Berna, la patrulla estaba conformada por para- militares pagados por el hacendado; contaba mi abuelo que los llevaron a un predio abierto, a un lado del casco de la hacienda, ahí estaba un buen número de campesinos que se disponían a cavar unas sanjas por ordenes de los militares, mi abuelo y su hermano se dispusieron a hacer lo mismo, de pronto, el grito del oficial, -¡formen filas de 3 cada una!, luego le pregunta otro oficial, porqué de 3, el otro le contesta, porque así ahorramos “parker” .

Formada las filas, se alista el pelotón de fusilamiento con sus fusiles “Madsen”, los campesinos que trabajaban la tierra a los hacendados, ahora iban a ser fusilados por pura sospecha, porque entre estos, podría estar alguno que encendiera la mecha de la venganza y se organizaran en el partido comunista, para matar a quienes les daban de comer, y hasta se comerían a sus niños “chelitos y rubiecitos”.

Mi abuelo y su cuñado Berna, estaban en la fila dispuestos a ser fusilados sin preguntar nada, sin quejarse de nada, tan sólo aceptando ese destino tal vez trágico por el hecho de ser campesinos, trabajar la tierra y hacer que prosperara la hacienda del patrón, ha sido muy bueno al habernos aceptado en sus tierras y vivir con mi familia, a lo mejor se respondía con resignación justo antes de ser atravesado por la bala del fusil “madsen”.

En posición de disparo estaba el pelotón de fusilamiento, cuando un patrullero le dijo a otro, -¡mirá, y ¿estos dos que no son de la hacienda de al lado?, ¡- es cierto vos…estos no se meten en nada, soltalos, que se vayan!; así, la historia de dos vidas que se salvaron, por un recuerdo vago de uno de los militares que los había visto trabajar la tierra a mi abuelo y su hermano en la hacienda de al lado, así , la vida y la muerte sólo pendía de una delgada línea.

Mi abuelo contó que en ese momento, sentía que volvía a nacer y agradeció silenciosamente a los militares por acordarse de él y no fusilarlo, se retiraron apresuradamente y sólo se oyó a lo lejos, justo antes que los fusiles dispararan la bocanada de fuego al pecho de los campesinos decir a uno que otro, ¡viva el partido comunista salvadoreño!, de pronto, silencio total, uno que otro disparo rematando al que no había muerto en la primera tanda.

Mi abuelo externaba que muy en su interior, admiraba a los campesinos alzados, por su valor de enfrentarse a un enemigo muy poderoso, muy bien recordaba a los universitarios fusilados en San Salvador, ellos eran Farabundo Martí, Mario Zapata y Alfonso Luna, y a sus hermanos de clase, Feliciano Ama, Francisco Sánchez y tantos otros.

Cuando en nuestra casa se reunían campesinos y obreros del Bloque Popular Revolucionario, BPR, a finales de los setentas, recuerdo que en más de alguna ocasión mi abuelo platicaba con Félix García o Chanito (Feliciano Maravilla) y le contaba esta misma historia que hoy he relatado y ellos con admiración le escuchaban y le decían, -¡no abuelo, hoy las cosas van a ser distintas, la toma del poder está cerca!

Félix García fue asesinado junto a Patricia Puertas, su esposa, Apolinario Serrano, Polín y José López, los cuatro dirigentes de la FTC, Federación de Trabajadores del Campo, frente al cuartel de Caballería un 29 de septiembre de 1979, a Chanito, Feliciano Maravilla, otro dirigente campesino del Bloque, fue desaparecido un 29 de Octubre de 1980, cuando iba a contactarse con un compañero en Usulután.

La historia de nuestro país está hecha por esos héroes anónimos, que ofrendaron su vida para las futuras generaciones vivan con justicia y dignidad, creo con seguridad a no equivocarme que ese era su principal compromiso de lucha.

A propósito de héroes nacionales

No sé porque razón, cuando vi el desfile militar de la Fuerza Armada de El Salvador, en los actos conmemorativos de la independencia patria el pasado 15 de septiembre, tuve sentimientos encontrados, por un lado celebramos la independencia bajo un gobierno de izquierda y por otro vi lo mismo que se hacía durante y después del conflicto armado, el ejército en el estadio “Mágico González” antes Flor Blanca, demostrando su poderío militar en acrobacias y simulaciones de combate contra “terroristas”.

En tiempos del conflicto bélico, estas demostraciones eran pura propaganda de guerra, a los guerrilleros del FMLN se les denominaba “terroristas”, eso a si fue y nadie puede negar lo contrario, entonces, hoy, en tiempos de paz y bajo un gobierno de izquierda me parece contradictorio y lesivo a la memoria histórica, pues estas demostraciones confunden a la gente que llega a presenciarlos y quienes lo ven por la tv, ¿a quiénes atacan los soldados cuando bajan de sus helicópteros y rodean una choza como si fuera campamento guerrillero? No creo que fueran a narcotraficantes pues nunca hemos sabido que tienen campamentos o puestos de mando.

Por lo anterior, sería bueno ir dejando esas prácticas en el olvido y mejor realizar actos que nos recuerden a quienes iniciaron gestas libertarias como los campesinos de 1932, a los obreros que iniciaron la huelga general de derrocó al Gral. Martínez en 1944, a los maestros de ANDES y obreros organizados en sindicatos que realizaron las gestas libertarias como la huelga general de 1968 que coadyuvó a mejorar las condiciones de vida de maestros y obreros, y sobre todo recordar, a todos aquellos luchadores sociales que iniciaron la gesta libertaria durante la década de los setentas y ochentas organizados en sindicatos, organizaciones campesinas, comunidades cristianas, universitarias, etc.

Hace falta contar la historia no oficial, la historia que vive en el imaginario popular, y que se va contando de generación en generación, por ejemplo, traigo aquí la siguiente historia de 3 héroes nacionales que dejaron huella imborrable en la lucha revolucionaria de El Salvador.

Tres héroes en Santa Tecla

Un 11 de octubre de 1976 ocurrió algo inédito en la ciudad de Santa Tecla, tres jóvenes estudiantes morían combatiendo contra todo un ejército y cuerpos de seguridad en el interior de una casa de la colonia Don Bosco, a la salida de la ciudad; lo jóvenes eran miembros de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL Farabundo Martí, organización político-militar creada en 1970 bajo la estrategia de guerra popular prolongada hasta la toma del poder por la vía armada.

Estos valientes jóvenes eran EVA, CHICO Y TOÑO, sus pseudónimos, Clara Elizabeth Ramírez, era Eva, Alejandro Solano, Chico y Andrés Torres, Toño; ellos habían escogido Santa Tecla por algún motivo, para vivir bajo una cobertura legal, en realidad era una casa de seguridad del partido, por lo que he leído, Eva y Chico, simulaban ser una pareja, Toño llegó posterior, a lo mejor como hermano de alguno de los dos anteriores.

Lo que se sabe es que alguien delató a los jóvenes, no sé si entre los vecinos o venía un seguimiento desde muy atrás a raíz de un “dedazo”, lo cierto es que le cayeron a la casa la noche del 11 de octubre, como a las 9 ó 10 de la noche y los balazos todavía se escuchaban a las 6 de la mañana.

Increíble, tres jóvenes, pusieron en jaque a un ejército combinado y muy bien armado, ese era el temple revolucionario con que se gestaba el nuevo día, se gestaba por mujeres y hombres de carne y hueso, pero con una contextura revolucionaria que sólo el amor al pueblo puede hacerlo posible.

Qué más héroes que Eva, Chico y Toño, “los fundadores del alba” como escribió Marta Harneker en su libro, “Con la mirada en alto” que cuenta la historia de las FPL, que más héroes que Felipe Peña Mendoza y Gloria Palacios que murieron un año antes, en las mismas condicione, o, el ejemplo de la profesora Inés Dimas Alas, combatiendo en una casa de seguridad en San Salvador, repito, la historia de nuestro país está llena de héroes, debemos conocer más de la historia reciente de El Salvador.

Como a las 11 de la noche, comenzamos a escuchar un traqueteo de fusiles y disparos de bajo calibre; desde de mi casa hasta la colonia Don Bosco, hay aproximadamente 2 y medio kilómetro, pues vivíamos cerca del Hospital San Rafael, los disparos dejaban de oírse luego se incrementaban, fue de toda la noche que no dormimos, elucubrando que a lo mejor había alguna alborada que se celebraba algo y no sabíamos de qué, o, a lo mejor se había incendiado el almacén “El Dragón” que quedaba en un portal del centro de Santa Tecla, pero no fue eso.

A la mañana siguiente, mi madre y Yo, salimos al mercado a comprar lo necesario para el almuerzo que les prepararía a los seminaristas jesuitas de la casa de Antiguo Cuscatlán, pues como he escrito en otros artículos, mi madre era la cocinera de los jesuitas, ya la noticia se había regado como pólvora y todo mundo comentaba en el mercado, sobre los muertos de anoche, nadie decía, “Terroristas”, sólo “muchachos”, el término “terrorista” fue acuñado por los periódicos, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, con eso de la guerra fría, se decía que los comunistas eran los mismos terroristas.

En la tarde, me dice mi madre, -vamos a ir a ver cómo quedó la casa que balacearon ayer en la Don Bosco; eran como las 5 de la tarde cuando llegamos, había un buen número de gente curiosa, algunos tapados con pañuelos y con los ojos enrojecidos, quizás desde unos 10 metros antes de llegar a la casa se sentía todavía el efecto de los gases lacrimógenos, era insoportable estar mucho tiempo ahí, mi madre me tomó de la mano y entramos, confieso que a mi edad ( 9 años) me costaba entender muchas cosas, sin embargo, me llegué a interesar mucho de este tipo de acontecimientos; al entrar, vimos vidrios quebrados en el piso, paredes balaceadas, el techo abierto por el impacto de las balas, muebles tirados, todo era un completo desorden, pero al girar vimos lo que jamás he olvidado a mis 42 años, escrito en la pared las siglas “FPL” en la última letra una línea roja que se perdía hacia abajo, luego me enteré que esas letras fueron escritas por Toño justo antes de morir, fue su sangre con la que escribió fpl, Yo vi esas letras escritas en la pared; ahora, al recordar esos hechos, no dejan de conmoverme, pero al mismo tiempo me llenan de satisfacción saber que tuve el honor de ver la luz de la esperanza, de la bondad, de amor que se entrega por el prójimo y ese prójimo es el pueblo justo en esas tres letras FPL.

Me pregunto ahora, ¿cómo puede alguien escribir con su sangre fpl,?, sólo en el himno nacional se escuchan esas cosas de que “con su sangre escribió libertad “, pero verlo en carne propia, puedo pensar que cuando el oficial leyó esas tres letras, estoy seguro que sintió miedo, miedo de lo que estaba por venir, miedo de sí mismo y de los demás, haber asesinado a tres valientes, rompía con todos los cánones de honor en la milicia. La suerte ya estaba echada.

Hoy que recordamos a Eva, Chico y Toño, en su gesta libertaria, de un 11 de octubre de 1976, hoy que se recuerda la guerrillero heroico, Ernesto Che Guevara, que se celebran los 29 años de nacimiento del FMLN, bueno es recordar a los héroes, nuestros héroes del 11 de octubre, EVA, CHICO y TOÑO, me siento orgulloso como tecleño, que esta ciudad haya dado cobijo a estos tres jóvenes valientes, y que guarde en su memoria como tesoro histórico de la ciudad, la gesta de estos verdaderos héroes de la patria que hoy recordamos.







Fotografías: Libro Con la mirada en alto.  Marta Harneker

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